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Aquí nos tenéis

Aventurándonos en las redes sociales, con una web, una tienda virtual, ¿se puede decir así?, y no nos hemos presentado como dios manda…Ay, abriendo las puertas de nuestro negocio, como cada día desde hace ya más de quince años. ¡Cuánto tiempo ha pasado…y cuántas cosas han sucedido desde entonces!¡ Buenas y malas! Todo hay que decirlo, pero tanto las unas como las otras nos han traído hasta este punto, hemos aprendido y madurado con todos y cada uno de los acontecimientos que hemos vivido…

Somos dos, o uno, depende de cómo quieras verlo. ¡Somos dos que parecen uno! Y detrás de nosotros, FAMILIA, AMIGOS… como en la vida de todo el mundo.

Domi y yo, Paqui, ese es mi nombre, hemos llegado hasta aquí desde caminos muy diferentes…Él, ganadero, agricultor, helicicultor, hijo, amigo, marido, padre…Yo, licenciada en derecho, con experiencia en varios sectores, con mil cursos hechos,  hija, amiga, mujer, madre…

No sé muy bien en qué momento surgió la idea de “tiendalizar” lo que él sabía de todo aquello que le ha rodeado y ha disfrutado siempre, tampoco podría decir cuál fue el instante en el que descubrí que estaba más a gusto y cómoda trabajando entre las plantas, las flores, los animales…que entre legajos, sentencias, y contratos. Pero lo cierto es que trabajando juntos lo llevamos bien y nos llevamos bien, nos complementamos en muchos, muchísimos aspectos y tiramos el uno del otro cada día en diferentes momentos y situaciones.

El día y la noche, como se suele decir por esta maravillosa “terriña”; yo espídica, inquieta, con unas constantes ansias de aprender, observadora, perfeccionista, siempre a la carrera. Él, calmado, observador, vital, en constante aprendizaje, de paso firme y seguro. Para nosotros es el equilibrio.

Y de repente nos encontramos en un cruce de caminos, cuando todo nos lleva a encerrarnos en nuestras casas, en un momento de separación y recogimiento por una pandemia inesperada que está intentado enseñarnos la importancia de frenar el ritmo que llevamos, de agradecer a todos los que nos rodean el simple hecho de que estén ahí, de aprender de nuevo todo lo que se hacía antes y que había caído en el olvido para todos salvo para el planeta, nuestra casa, debemos aprender a ser más conscientes de la suerte que todos tenemos de poder disfrutar cada mañana de la luz del sol, del los sonidos de la naturaleza ( aquí es facilísimo oír los pájaros, el agua, el viento, percibir el olor del suelo mojado, de la tierra, …), volver a ser conscientes de que es un lujazo  poder abrir los ojos y ver tanta belleza a nuestro alrededor, e incluso de ser conscientes de que una parte de todo ello es susceptible de llegar hasta ti si así lo deseas. Y ahí nace nuestra “agrocultura” del respeto por toda esa maravilla en la que vivimos y de la gana de disfrutarlo de la mejor manera posible, y ¿cómo no? Del deseo de poder hacerte llegar un poquito de nuestro mundo. Por eso, cuando todo parece cerrarse en torno a cada uno de nosotros, se nos ha ocurrido la extraña idea de abrirnos al mundo, a ti.

Aquí en Galicia mi concepto de agrocultura lo podemos traducir con la expresión “apego á terra”, esa archiconocida “morriña”, es la necesidad que tenemos de estar cerca de nuestro eje vital: la casa, el entorno, la tierra, no sólo como planeta, sino también como ese puñado que puedes sujetar en tu mano, ese trocito del suelo que te acerca un poco más al cordón umbilical que nos une con la naturaleza.  Y en ese momento es cuando nosotros podemos ayudarte, estés dónde estés, podemos compartir contigo aquello que por experiencia o aprendizaje sabemos, y en muchos casos, si así lo deseas, podremos hacerte llegar nuestros productos y poner un poquito de “nuestra tierra” en tu paraíso particular y exclusivo, sea en forma de sensaciones, plantas, aromas, dando de comer a tu mascota, o compartiendo contigo nuestra filosofía de vida.

Gracias por estar ahí. Ahora si quieres, puedes formar parte de nuestra familia de Agrocultores.

Bienvenid@

Paqui.